Un ¡guau!, unos cuantos ¡uys!, un vaya. Solo faltaba un ¡guay! ¡maravillosa! en la colección de onomatopeyas que resumía la tarde del sábado, luz y sol fuera, mortecina en el velódromo de Apeldoorn hasta que, ya noche cerrada, a las 21.50 salió Paula Sevilla, el sol de La Solana, a la pista.
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