El primer gol de la noche fue un presagio. Augurio de partido revoltoso en el estadio de O Couto, en donde el Ourense, de la Segunda Federación, no tardó ni un minuto en meter el 1-0 al Girona. Lo anotó Álvaro Yuste de cabeza, solo en el segundo palo a la salida de un córner que los jugadores del Girona no se molestaron en defender. Venían satisfechos de haber empatado con el Madrid en Liga y el viaje al norte brumoso los confundió. Hora y media más tarde estaban fuera de la Copa, eliminados por 2-1 por un adversario de Segunda Federación que había despedido al Oviedo en la primera ronda. Una heroicidad que el Antoniano, de Segunda Federación, habría multiplicado de haber eliminado al Villarreal en su campo de Lebrija, un tapete de hierba artificial que alarmó a Marcelino y que por poco no fue la alfombra sobre la que sucumbió el tercer clasificado de la Liga, todo un equipo de Champions obligado a sufrir hasta los penaltis después del 1-1 del jovencito Jesús García, de 19 años.
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